El 4 de junio pasado se cumplieron 19 años de la represión por parte del Ejército Popular de Liberación a las manifestaciones estudiantiles que empezaron en China el 15 de abril de 1989. La cruel represión de la protesta de la plaza de Tiananmen causó la muerte de cientos de estudiantes y provocó la condena internacional de la actuación del gobierno.
Sin embargo, la matanza de Tiananmen no hubiera tenido este impacto mundial sin la imagen más simbólica de este suceso. La de aquel joven que se plantó frente a los tanques militares para detener su recorrido en la plaza.
Nada se sabe de él. Nadie sabe lo que aquel osado estudiante le dijo al conductor del tanque cuando logró escalar hasta él, ni tampoco dónde se fue tras lograr detener a esa infinita fila de tanques. Unos dicen que fue asesinado, otros dicen que no. Muerto o vivo, el símbolo sigue actual.
En tiempos de Olimpiadas en Beijing, es saludable no olvidarse del Tank Man y de todas las libertades que él simboliza.
Sin embargo, la matanza de Tiananmen no hubiera tenido este impacto mundial sin la imagen más simbólica de este suceso. La de aquel joven que se plantó frente a los tanques militares para detener su recorrido en la plaza.
Nada se sabe de él. Nadie sabe lo que aquel osado estudiante le dijo al conductor del tanque cuando logró escalar hasta él, ni tampoco dónde se fue tras lograr detener a esa infinita fila de tanques. Unos dicen que fue asesinado, otros dicen que no. Muerto o vivo, el símbolo sigue actual.
En tiempos de Olimpiadas en Beijing, es saludable no olvidarse del Tank Man y de todas las libertades que él simboliza.
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